Permitan compartir una curiosa historia que encontré en internet. Denominada: Sobre Burros e Ingenieros es atribuida al Ing. Roberto E. Escardó a quien no conozco.
Me vino a la memoria una historia que la contó el Ing. Robinson, un acriollado norteamericano que durante cuarenta años trajinó el país como ingeniero ferroviario. Según la misma, cuando en 1916 el Ing. Maury, norteamericano y su jefe, fue encargado del proyecto del «Trasandino del Norte» por el imposible Paso de Huayquitina y que luego se construiría cruzando por La Polvorilla como el hoy famoso «Tren de las Nubes», él mismo había decidido que el ferrocarril no debía utilizar cremalleras, lo que limitaba las pendientes de la vía al 2,5%.
Llegado al lugar, Maury interrogó a los lugareños, sobre todo arrieros, sobre la posible traza. No había por entonces relevamientos fotogramétricos ni menos aún satelitales. Pronto encontró un consejero, un arriero llamado, si las memorias no mienten, Sandoval, y decidió aceptar su consejo: «hay que seguir la senda de los burros, a ellos no les gusta lo empinado y siempre van buscando el camino más plano». Y así, el equipo de ingenieros y topógrafos relevó sendas de burros.
En algún punto, el camino daba un rodeo para pasar por la casa de un aislado poblador, innecesario para el ferrocarril, por lo que era necesario un atajo. Sandoval propuso la solución: «hay que buscar un burro de arriba, afincado adonde queremos llegar, traerlo hasta acá, tenerlo encerrado un par de días cosa que empiece a extrañar y después largarlo. Seguro va a buscar un camino apropiado».
Puesto en práctica, Sandoval resultó efectivo y fue usado un par de veces más. En la siguiente ocasión en que se presentó la misma alternativa, partió a buscar «un burro de arriba». Al día siguiente el baqueano dice: «no hay burro, va a tener que mandar a los ingenieros». Y concluía Robinson su historia: «y así fue como yo fui el primer ingeniero que hizo la traza de una vía».
Muchos años después, Landriscina popularizó una versión aligerada, en que luego de seguir el camino de los burros por algún tiempo, los ingenieros se topan con un: «No tenemos más burros, van a tener que trabajar los ingenieros» de los lugareños, lo que se traduce en: «a falta de Burro útil es un Ingeniero», y que casi seguramente hemos escuchado de algún amigo gracioso.
Más allá de ello, la historia admite otras interpretaciones posibles: en ocasiones, en situaciones técnicas, el recurso a la experiencia o a las denominadas «tecnologías nativas» resulta útil y eficiente. Sin embargo, cuando el «cómo hacerlo» es desconocido, es el ingeniero quien, haciendo uso de las herramientas tecnológicas, puede trazar el camino factible hacia la meta deseada.
La próxima vez que oigamos el chiste propongamos un nuevo final:
«A veces es sabio seguir el camino de los burros, pero cuando no hay burro que nos enseñe el camino es bueno tener un ingeniero a mano»