¿Qué es la generación distribuida?
La expresión generación distribuida se refiere a fuentes no centralizadas de generación eléctrica que generan electricidad en el mismo lugar donde se consume.
Entregan energía lista para ser consumida allí donde se la necesita. Con lo que se ahorra todo el gasto de transporte de la electricidad, la infraestructura, su mantenimiento y las pérdidas de energía (entre el 8 y el 15 por ciento de la generación) que se producen en el camino entre la central eléctrica y el punto de consumo.
El nuevo paradigma de las redes eléctricas
Cuando se implementa la generación distribuida con fuentes de energías renovables (paneles fotovoltaicos, generadores eólicos, turbinas hidráulicas, biomasa, biogás, etc.) se crea un profundo cambio en el sistema eléctrico ya que este nuevo modelo permite generación modular y almacenamiento de energía en pequeña, mediana y gran escala.
Hace ya tiempo el gran cambio fue la democratización del consumo, ahora el nuevo paradigma incluye la democratización en la generación eléctrica. Estableciendo el derecho de los usuarios (viviendas, comercios, edificios públicos, fábricas, parques industriales, etc.) a generar electricidad a partir de fuentes renovables para consumirla, como así también a volcar sus excedentes a la red de suministro eléctrico y recibir pagos por ello.
Estos usuarios que inyectan energía eléctrica a la red se los denomina prosumidor, acrónimo de productor y consumidor.
El espiral de la muerte
El problema de estas tecnologías disruptivas es que plantean nuevos modelos de negocios en el mercado de las redes eléctricas que históricamente no existían o no estaban definidos.
Entonces ¿cómo interactúa el prosumidor con la red eléctrica pública para vender sus excedentes y a su vez convive con los actores existentes en el mercado: grandes generadores, transportistas y distribuidores?
Para ello es necesario regular cómo se les paga a los prosumidores y a quién pueden venderle la energía inyectada en la red.
No es un problema menor pues se puede entrar en lo que los norteamericanos denominan: “espiral de la muerte”. Esto se manifestaría de la siguiente manera. Las compañías basadas en el actual esquema centralizado de generación, ante una reducción del número de sus clientes, tratarían de mantener sus ingresos incrementando las tarifas del servicio a los que se quedan en el sistema existente. Esta acción incentivaría a que más cambien hacia el nuevo modelo de auto generación iniciando un proceso que se realimenta rápidamente y es el principio del fin del modelo de negocio tradicional de las redes eléctricas.
Evidentemente no es una situación a la que se quiera llegar, ni siquiera iniciar en su proceso.
La situación en Argentina
El marco normativo establece que la Argentina deberia contar con el 8% del consumo de energía eléctrica de fuentes renovables para diciembre de 2017 (a fiscalizar en diciembre de 2018) y deberá alcanzar al 20% para 2025.
Además establece que las metas deberán ser cumplidas individualmente por los grandes consumidores de energía (grandes empresas, PYMES, instituciones públicas) definidos por una demanda de potencia mayor o igual a 300 kW. Quienes podrán optar por autogenerar o contratar la compra de energía de fuentes renovables a generadores o comercializadores privados o proveerse de CAMMESA.
CAMMESA deberá garantizarse la disponibilidad de energía renovable, tanto para ofrecer contratos de provisión a grandes usuarios como para abastecer al resto de los consumidores.
Para alcanzar estas metas es necesario fomentar la generación distribuida con fuentes de energía renovables. Sin embargo el tema no es sencillo de resolver cuando se lo diseña a nivel país.
La estructura del Mercado Eléctrico Argentino está definida por la ley 24.065 de 1992. Se fijan 5 agentes:
1) Generadores o productores; 2) Transportistas; 3) Distribuidores; 4) Grandes Usuarios; 5) Comercializadores.
Estos agentes son coordinados administrativa y transaccionalmente por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA).
Los generadores, comercializadores y grandes usuarios operan de manera competitiva, comprando y vendiendo energía mediante contratos a término y directamente en el mercado mayorista de CAMMESA. Los Transportistas y Distribuidores operan como monopolios naturales en las zonas geográficas asignadas bajo concesión.
Los generadores se dedican a generar, el foco de su negocio es la venta de energía a mayoristas o a grandes usuarios con un margen de rentabilidad competitivo. En cambio los distribuidores se dedican a distribuir energía a clientes finales, enfocan su negocio en ser propietarios monopólicos de la red de distribución, y su margen no es competitivo es regulado por tratarse de un servicio público.
La figura de los prosumidores tiene características de generador pero su vinculación a la red eléctrica es posible solo a través del distribuidor.
El proyecto de ley de Generación Distribuida, aprobado en cámara de diputados, tiene como objeto permitir a los usuarios de la red eléctrica generar energía renovable “para su autoconsumo, con eventual inyección de excedentes a la red”. Se establece, asimismo, “la obligación de los prestadores del servicio público de distribución de facilitar dicha inyección, asegurando el libre acceso a la red de distribución”.
Ahora bien, el costo de instalación y mantenimiento de las redes eléctricas es asumido por el distribuidor, en consecuencia deben ser considerados correctamente en los precios de generación distribuida para no caer en la “espiral de la muerte”.
El prosumidor debe cubrir el costo de instalación, acondicionamiento y mantenimiento de red por la fracción de energía que inyecta a la red. Es decir que por la energía inyectada recibiría menor precio que por la consumida. Aun inyectando igual cantidad de energía a la consumida debería pagar un cargo.
En este escenario, los privados, al considerar los plazos del ROI (retorno sobre la inversión) probablemente sean reacios a invertir en sistemas de generación distribuida con fuentes de energías renovables. Por ello es necesario considerar incentivos temporales en las tarifas de inyección a red para que el prosumidor recupere la inversión de su sistema al cabo de un período de tiempo fijo.
Conclusiones
Nuestro país cuenta con grandes posibilidades de generación eléctrica con energías renovables de todo tipo, pero, a su vez la extensión y diversidad geográfica requieren diferentes soluciones en la generación distribuida.
Las soluciones tecnológicas existen y son aplicadas en diversas partes del mundo. Pero se requiere una ley que regule en forma adecuada el nuevo modelo de negocio.
Solo con el dialogo y el consenso de todas las partes será posible alcanzar la solución. No va a ser definitivo, solo un punto de partida que deberá ser revisado periódicamente, ya que la innovación tecnológica propone constantemente nuevos desafíos.
De todos modos impulsar la generación distribuida no solo es una oportunidad para ampliar la oferta de energía renovable con el fin de cumplir con la ley, también será un impulso para las inversiones, la fabricación local de componentes, la investigación y el desarrollo de nuestra industria.